sábado, 26 de septiembre de 2009

Presentación


Este primer escrito tiene como objeto ser la introducción de una serie de reflexiones donde expongo mis principales ideas y convicciones en toro a lo que sucede en nuestro país y el mundo, dentro del marco de mi cumpleaños número 33 y que por el simbolismo del mismo he empredido la tarea de hacer una revisión de mis creencias, convicciones, ideales y doctrinas que han influido en mi vida.



Por otra parte ante la situación tan difícil que enfrenta nuestro país y el mundo es mi obligación abrir este espacio como un lugar donde pueda presentar una serie de propuestas para mejorar las condiciones actuales de vida.



Cuando el poder se vuelve irracional, despotico y por demas explotador sin límites, es deber y obligación presentarle resistencia, es necesario oponernos desde la trinchera que se nos presente, es indispensable tener ideas lucidas y convicciones clara con el fin de generar un movimieto liberador en primera instancia de nuestro ser y segundo para liberar a nuestros semejantes. Las ideas libertarias que se enarbolaron desde hace ya varios siglos una vez iniciada la modernidad del mundo occidental, ahora mas que nunca toman mayor fuerza.



La vieja divisa de libertad, igualdad, fraternidad, pareciera resumir las grandes necesidades del siglo XXI. El antiguo reégimen sigue aún presente, pero ahora encarnado en nuevos personajes, en siglas ditintas, en títulos nobiliarios que se esconden tras los colores de los partidos políticos, en fin en una serie de mecanismos que están diseñados para mantenernos en condiciones de enajenación perpetua.



En mi caso esta resistencia la presento con la arma mas eficaz que existe: la palabra, que es la espada mas filosa que existe, el cañon mas certero, el soldado mas valiente. Dira Fernando Del Paso en su magnífica novela Noticias del Imperio: "Con las letras se da vida a las causas y a los hombres, con ellas se les da muerte." Si lo anterior es verdad demósle vida a México con palabras honestas y valientes, ante la verborrea de las élites políticas, seamos claros en el decir, agudos en la crítica y prestos en los actos que nos lleven a cambiar al país, pero para ello tenemos que cambiar nosotros, luchar en nuestro fuero interno contra nuestros vicios y defectos, ser los primeros críticos de si mismos, buscar la manera de ser congruentes en los dichos y los hechos. Sólo así cambiaremos como sociedad.






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