viernes, 17 de septiembre de 2010

Casi 34 años


En los próximos días cumpliré 34 años, es por lo tanto necesario hacer una serie de reflexiones, sobre las preocupaciones del pasado y mejor aún las del futuro, no se puede llegar a esta edad sin hacer un ejercicio de auto crítica y reflexión sobre lo venidero en los próximos años.


En primer lugar podríamos decir que el pasado es tan efímero como fuerza hay en nuestra memoria, conforme pasan los años mi pasado es mas difuso, mas oscuro, es a veces ridículo, otras menos, algo luminoso y en algunas ocasiones es simplemente una película que vi hace ya muchos años, pero mas allá de las desavenencias de mi memoria, lo que se es que ese pasado y el pasado de los que me antecedieron vive en mi, se impresiona en mi sangre y da forma a lo malo y bueno que soy, incluso cuando no haga nada, esa nada es producto de mi pasado, es mi pasado lo que determina mi presente y este en cada milésima de segundo se vuelve pasado y deja de ser, para entonces existir en las obras que realizo y no son borradas tan rápido por el tiempo, en el cariño que doy y que recibo.


Mi cuerpo comienza el inexorable proceso de envejecimiento, propio de la finitud humana, la preocupación es qué hacer con lo que quedara de cuerpo, que es casi a equivalente a lo que me resta de vida, la cual espero que sea mucha. Vivir y existir esa es la consigna y eso implica escribir mas, leer mas, contribuir a que el mundo deje de ser lo injusto que es, si este mundo lo pasamos en la inexorable búsqueda de dinero y prestigio, nuestra vida es desperdicio, porque nunca hay dinero que satisfaga, ni honores que apaguen la vanidad del egocéntrico.


El pensar en el futuro es una constante de la vida humana, es una necesidad para generar certidumbre y sosiego a nuestros temores, pero si el pasado es inexistente, el futuro es una ilusión, la cual nos da fuerza para vivir el tramo que nos falta.


Es creo pertinente iniciar este segundo tramo, obligandome a dar lo mejor de mi, a construir y existir para no simplemente ser, sino para trascender en el tiempo, es época de dejar las banalidades de la juventud y pensar que el futuro es presente y pasado a la vez, que lo que se tenga que hacer se haga hoy y lo de mañana se haga ayer, sólo así se puede decir que se pudo haber vivido bien.

jueves, 9 de septiembre de 2010

Eternidad en las letras

La semana pasada murió Germán Dehesa, cabe mencionar que fue uno de mis escritores favoritos, siempre que tuve oportunidad, leía su columna en el periódico Reforma, me gustaba su frescura y su capacidad para explicar con una gran sencillez, los problemas complejos que tiene este país.



Ahora su partida, la cual lamento mucho, me hace reflexionar sobre la importancia de venir a este mundo y estar dedicados a dar lo mejor de nosotros, en este caso, Germán Dehesa fue un hombre de letras, (y de los buenos), quizás todos deberíamos de ser hombres de letras, escribir nuestras vidas, pero para poder escribirlas, es necesario vivirlas con intensidad, y de esta manera quedemos agarrados a la eternidad en las letras.



Germán Dehesa ha pasado a la inmortalidad por su generosidad y por todo lo que nos enseño a cientos de lectores, que al igual que él, amamos las letras.