domingo, 13 de junio de 2010

El casi olvidado arte de la oratoria

En las últimas semanas mi buen amigo Jorge Tepale impartió un curso de oratoria en las instalaciones del PRI DF, mas allá de las filias y fobias políticas, el espacio fue un buen escenario para hablar sobre las técnicas elementales que son necesarias para hablar en público.
Este curso me hizo reflexionar sobre el presente y futuro de la oratoria, el cual es de claroscuros, en primer lugar la oratoria como la conocemos debe de cambiar, la tecnología y las sociedades de masas obligan hacer cambios radicales, por ejemplo en un curso de oratoria es necesario enseñar el manejo de micrófono con los amplificadores pertinentes, también es pertinente el saber usar las tecnologías de la información y la comunicación, así como los dispositivos electrónicos que ayudan a leer los discursos.
El incorporar la tecnología propia del siglo XXI no excluye que no sigan enseñando las técnicas básicas fijadas por los griegos y los romanos clásicos, la organización del discurso sigue y seguirá siendo la misma, los principios de la lógica y de la retórica de igual manera me parecen inmutables.
Pero cada vez la oratoria se diluye en los curriculas universitarias, a lo mucho se les enseña a los estudiantes algunas técnicas para hacer "presentaciones orales," ya un orador no necesita de una gran voz y entonación correcta, solo es cuestión de que lea en voz alta bien (lo cual es un problema serio), para que pueda encontrar el aplauso del público. Lo raro es ahora encontrar un buen orador, pero no los que son grandilocuentes en los concursos, sino aquellos que tienen que enfrentarse a situaciones reales y el arte oratorio adquiere relevancia vital.
La oratoria es un arte que se puede olvidar, por eso los concurso y cursos del mismo deben ser una prioridad y obligación casi religiosa de todos los que amamos este arte de promoverlo y compartirlo con todos.

viernes, 11 de junio de 2010

Un mundo sin liderazgo IV

En los últimos años las estrategias de dominación se han perfeccionado de tal modo, que los individuos han perdido toda articulación lógica en sus formas de comportamiento, ya que este se encuentra supeditado al vaivén del capital, este hecho se acentúa en condiciones donde el liderazgo no tiene estructura, ya que los depositarios son personas que no tienen una personalidad definida, no hay metas a futuro, planes a largo plazo o satisfactores no tangibles.
El espacio de mediocridad se manifiesta en todos los ámbitos de la vida social, evitando que las sociedades avancen a un ritmo sostenido de progreso, propio de nuestra condición de especie superior sobre la tierra, observemos la perdida sistemática de valores y principios que han llevado consigo a que generaciones enteras se pierdan en el inmediatismo, en el vicio y la desesperanza.
Pero aun estamos a tiempo de revertir tal situación, el cambio cultural y social que tanto comentamos y añoramos si es posible, para ello es pertinente reunir a muchas mentes brillantes que se encuentran esperando el momento para lucir su inteligencia, la cual siempre es menospreciada por el mediocre que se encuentra en los diferentes estamentos sociales.