jueves, 8 de julio de 2010

Mente, actitud y liderazgo

México como siempre tuvo un papel por demás mediocre en el mundial de fútbol, a pesar de que nuestros jugadores disfrutan de cuantiosas sumas de dinero, contratos, privilegios, fama y otras prebendas que no pienso mencionar, no pudieron conseguir el milagro mexicano, de salir del sopor tercer mundista, por el contrario acabo conviertiendose en una grotesca caricatura coloreada por los medios de comunicación, que con tal de vender espacios publicitarios, entusiasman a la población con el paroxismo de un triunfo cercano, que en realidad está muy lejos.

No pienso entrar en el detalle analítico de tal situación porque de este tema ya se ha hablado hasta el cansancio, se han escrito artículos en todos los periódicos sobre "nuestra" derrota y el por qué de ella. Los locutores de las grandes televisoras se han acabado la voz dando miles de explicaciones, que algunas van de lo simple a lo complejo, otras tienen una exactitud y coherencia que ya quisiéramos que esas inteligencias se usaran para revisar los grandes problemas nacionales, tal vez algunos de esos asuntos ya se hubieran resuelto.

Ahora bien, el país se encuentra en una encrucijada: seguir haciendo las cosas como hasta ahora y con el paso de las décadas, México, por su propia inercia alcance algunos niveles de desarrollo aceptables que permitan a las generaciones futuras vivir con cierta calidad de vida (si es que antes no se acabo el agua, el petróleo, los bosques y la solidaridad social), o dos transformar ahora a nuestra sociedad en una verdadera máquina de excelencia social sustentada en una actitud orientada hacia el triunfo soportada por una fuerte estructura de valores y principios sociales, aunada a una estrategia de formación de liderazgos, conscientes, responsables pero sobre todo, espiritual e intelectualmente fuertes, es decir inteligencias con el suficiente carácter para enfrentarse a cualquier adversidad que se les presente.

Se también que hablar de los valores y del liderazgo no es nuevo, de hecho es un negocio muy redituable hablar de ello, mucha gente se dedica a la venta de valores, "líderes de opinión" son contratados por universidades y empresas para que les vayan hablar sobre algo que les motive a cambiar sus actitudes negativas, entre estos personajes , vemos políticos, intelectuales, artistas, deportistas, conductores y demás personajes que cobran cantidades exorbitantes por decir obviedades. por otra parte tenemos a motivadores profesionales que también nos dicen como ser mejores, excelentes, gente de calidad; de las diversas religiones mejor ni hablar, esta por demás decir que su retórica está sustentada en una escala de valores y principios metafísicos que pretenden influir en la actividad material de las personas.

Es inmensa la cantidad de gente que habla de valores e integridad moral y todavía más grande el número de personas, cursos, libros y estudios que nos dicen como ser líder, pero por alguna razón todo esto no ha sido suficiente para hacer el gran cambio de actitud que necesita la mayoría de mexicanos.

El punto toral para construir un liderazgo sustentado y reforzado en valores, tiene que ver, no sólo con el discurso que se pretende sembrar en el mexicano, tiene que ver con bases materiales óptimas para todos, sustentadas en un arduo proceso de entrenamiento mental y actitudinal que refuerce el compromiso social que todos tenemos con nuestros semejantes.

El gran mérito de la posmodernidad consistió en que nos libero de las ataduras racionalistas que existían en la forma de concebir al mundo, que reducían a una rigidez absurda el orden social, pero por otra parte su gran defecto es: que en aras de la libertad olvidaron preparar a las nuevas generaciones en el uso de dicha libertad. Ahora tenemos una juventud que cree merecerlo todo y no dar nada a cambio. Hemos construido ciudadanos vacíos y superficiales, sin estructura, ni capacidad de pensamiento profundo, hombres y mujeres pusilánimes, con una serie de destrezas para insertarse en el mercado, pero ninguna habilidad para entender el sentido de la vida y su papel en una sociedad mucho mas complicada. Los valores si los conocen pero no los practican, son lideres coyunturales, algunos de ellos, tan efímeros como su propia existencia.

Para que el cambio social se necesita de un profundo proceso de reflexión interna, primero de índole individual y después colectiva, con el fin de cambiar la mentalidad que nos orilla a la mediocridad, no es solo el acto de decir "quiero dejar de ser así y ahora seré de tal manera...", hacerlo de esta forma es inmediatista y de muy corto alcance, en cuanto termina la motivación externa, acaba el impulso de transformación, de ahí la necesidad que la motivación para el cambio venga desde adentro, la valentía, la disciplina y el orden sólo pueden generarse en lo profundo de nuestro fuero interno.

Ahora bien este cambio de mentalidad y actitud debe estar reforzado por una sociedad que pone su esfuerzo bajo la bandera de ideales y metas de trascendencia, será en esa medida que la sociedad podrá crear liderazgos eficientes y congruentes con la sociedad.

Es indispensable crear organizaciones donde se fomente la solidaridad y la fraternidad, en estos espacios es necesario reforzar la escala de valores que todo ciudadano debe tener, es necesario que la gente privilegiada económica y socialmente de este país; asuma un compromiso social y de liderazgo moral, sólo de esta manera se atenuará la lucha de clases que está en ascenso de nuestro país. (El narcotráfico no es otra cosa mas que un síntoma de dicha lucha).

Para finalizar podemos concluir que los factores que influyen en el avance social, no es su tecnología, riquezas naturales o nivel de educación formal, tiene que ver con la formación interna de sus ciudadanos en tres aspectos: actitud de excelencia ante la vida; liderazgo estructurado en valores; y tres mente abierta al cambio, con visión creativa, ordenada y disciplinada ante la vida.

AUDACES FORTUNA IUVAT

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