miércoles, 9 de diciembre de 2009

Historia de un amor II

Esto de ser romano, no me ha caído muy bien esta lengua que hablamos (latín) suena muy aspera, no es como el bello griego que hablábamos en Troya, pero en fin por lo menos soy un patricio y tengo el privilegio de ir al Senado en mi túnica blanca símbolo de mi jerarquía, ahí en ese salón fresco, lleno de mármol puedo escuchar la voz impactante de Cicerón ¡vaya que tipo! ese si que sabe hablar, su voz resuena en todo el recinto como si fuera un martillo que esta a punto de romper las paredes.
Cicerón habla de los peligros que asechan a la República, entona su discurso y arremete contra Julio Cesar, siempre es lo mismo. Los políticos hablan y hablan y cuando se acaban las palabras echan mano de las armas, pero como sea sus discursos me agradan, dentro de muchos siglos será recordado como uno de los grandes.
Pero mientras los escucho de repente mi mente se distrae, vuelve la razón por la que estoy aquí, eres tu, ahora Roma no cae, ni muero por el filo de la espada, tantos siglos han pasado desde la última vez que nos vimos que ya en mis ojos no puedes reconocerme, te hablo pero no me escuchas, esto de reencarnar para encontrarnos no esta funcionando.
El espacio y el tiempo me están jugando una mala jugada de que sirve que me vuelva un fantasma de los tiempos, en un espectro cargado de recuerdos, en un alma en renta, que no tiene otro destino que ser el Tántalo del amor, que ya cuando esta a punto de obtenerlo se esfuma como un sueño con el alba.
Quiero ser un mago como esos de lo que hay en Palestina, que se declaran inmortales y sanadores, inmortal para tenerte y sanador de mi propio corazón cuando no te tenga. Soy el que desafía a los tiempos para perseguiste en el laberinto de las eras. Soy el sacerdote del templo de Júpiter que va recitando non omnis moriar, para asegurarme que despertare en otro cuerpo y que tu me reconoceras.
Pero no es así, mi alma envejece, mis recuerdos se borran, mi alma que es un torbellino se aquieta con el paso de los siglos, pero no puedo apagar o disminuir la llama que arde en en mi pecho por ti.
Seguiré aquí, mientras tanto iré a una reunión que el ahijado de Cesar ha preparado (Bruto) en el Senado, dicen que sucederá algo que salvara a la República...¿será?